Puede parecer un arándano pero no lo es y viene de lejos, desde la Patagonia, cargada de valiosos polifenoles y antioxidantes. Se ve como un arándano, pero no lo es. Viene de la Patagonia y es un concentrado de polifenoles y antioxidantes con miles de propiedades: se llama maqui y tiene un sabor dulce e intenso. El maqui es un arbusto grande, que crece en la zona sur de los Ándes patagónicos. Estas bayas son consideradas un tesoro: brillantes y sabrosas, de color azul profundo gracias a su alto contenido de polifenoles específicos, que protegen la planta contra el sol; en verano maduran en abundancia. En estas áreas, el clima, el sol y las condiciones ambientales han llevado al arbusto a un desarrollo gradual y progresivo en la producción de estos pigmentos naturales, hasta el punto de que hoy el maqui es la planta con mayor contenido de antocianinas en absoluto.
Los polifenoles, preciosos antioxidantes
El maqui es rico en polifenoles, pero no cualquiera. Pero, qué son precisamente los polifenoles? Son compuestos producidos por el metabolismo secundario de las plantas, que componen el sistema inmunológico. Son sustancias externas que el organismo humano no es capaz de producir, y que debe incorporar a través de la dieta, principalmente a través de las verduras y frutas. Estas sustancias son capaces de bloquear el interruptor genético principal de la inflamación celular retrasando el proceso de envejecimiento.
Las últimas investigaciones científicas, hablan de los polifenoles como fantásticos aliados naturales para combatir el estrés, tanto físico como mental. Son poderosos antioxidantes, que previenen todas aquellas enfermedades asociadas con el envejecimiento, rejuveneciendo las células de la piel, haciéndola pmás elástica, reduciendo las arrugas y protegiéndola del estrés diario.
Los polifenoles también hacen bien al organismo: modulan la inflamación celular y regulan el equilibrio de energía a nivel celular, es decir, facilitan la producción de energía a partir de la grasa, reduciendo la síntesis de colesterol y mejorando el flujo de sangre.
¿Cómo se usan las bayas de maqui?
Las bayas de Maqui son utilizadas desde hace cientos de años por las poblaciones locales; en primer lugar en la cocina, para hacer mermeladas, pasteles y zumos. Pero no sólo. Los habitantes de América del Sur han utilizado esta baya como colorante natural para lanas, telas y prendas de vestir. Finalmente esta increíble baya parece ser muy popular en el campo de la nutrigenómica, que es la ciencia multidisciplinar que estudia la interacción entre la nutrición y el ADN, es decir, cómo los alimentos que comemos influyen en nuestros genes.
La recolección de las bayas de maqui implica un proceso largo, arduo y paciente. Se cosecha exclusivamente en su ambiente original, a mano, pasando entre los arbustos con cuidado de no romperlos y arrancando suavemente cada baya de su ramita. Es por esto que es tan valiosa.