Existen recursos naturales para aliviar a nuestro pequeño de este molesto problema. Un bebé con cólicos es una prueba difícil para la paciencia y el entusiasmo de mamá y papá. Asistir impotentes durante horas, al llanto desesperado y desconsolado del bebé no es una experiencia fácil, sobre todo porque este desorden – que podría estar relacionado con la falta de madurez intestinal de los niños, pero cuyas causas, en realidad, no son aun bien conocidas – se resuelve por sí sólo con el paso del tiempo, por lo general, al final del tercer mes.
Pero, ¿cómo reconocer los cólicos del recién nacido? Por lo general, el problema se manifiesta a las pocas semanas de vida, a menudo durante el primer mes. La señal de alarma es la presencia de crisis repentinas de llanto , fuertes y prolongados, que pueden durar varias horas.
Además de gritar a más no poder, por lo general el infortunado niño aprieta los puños, contrae sus piernas contra el pecho, con los ojos cerrados y la lengua hacia arriba, un signo típico de dolor. A menudo, el grito es tan intenso que se acompaña de sudor frío, enrojecimiento facial y congestión, ronquera y verdaderas crisis de apnea. Por lo general, los cólicos son más frecuentes en las noches, pero pueden ocurrir en cualquier momento del día, no existiendo una regla general.
La buena noticia es que en la gran mayoría de los casos, este problema se resuelve en unos pocos meses, sin consecuencias duraderas para el niño. La mala noticia es que en realidad no existe una verdadera cura para el cólico infantil. Además de armarse de paciencia, puede seguir una serie de medidas y recurrir a algún remedio natural para aliviar el dolor.
Lo primero que se debe hacer es prestar atención a la alimentación del niño. Los bebés que sólo toman leche materna deben continuar con la lactancia ya que la leche materna no suele ser la causa de los cólicos. La madre, sin embargo, puede eliminar ciertos alimentos de su dieta, como los productos lácteos, las legumbres y las verduras de hoja. Para los bebés alimentados con biberón, se puede elegir entre diferentes tipos de leche especialmente formulada para reducir la formación de gases intestinales, siempre consultando con el pediatra.
Otra precaución es tratar de corregir la forma en que el bebé se alimenta. Si el pequeño es especialmente «codicioso» durante la alimentación, es de hecho, mucho más fácil que trague mucho aire . En estos casos, se puede probar empezar a alimentarloantes de que esté demasiado hambriento, o interrumpir cada tanto la alimentación para hacerle hacer el eructo, eliminando así los gases. Si utiliza biberón, es apropiado corregir la posición del bebé y la inclinación de la botella, siempre para evitar la ingestión de las molestas burbujas de aire y el consiguiente dolor de estómago .
Otro sistema para facilitar la expulsión de gases intestinales consiste en realizar masajes circulares sobre la pancita del bebé, marcando una especie de «C» alrededor del ombligo, buscando de seguir el perfil del colon.
Otra técnica es acostar al niño de espaldas y llevar suavemente las rodillas hacia el pecho, o moverle las piernas piernas simulando el pedaleo. También tener el bebé sobre su estómago, tal vez apoyado en el pecho de la madre o del padre, puede ayudar a aliviar el dolor causado por los cólicos.
Un largo paseo en el cochecito o mejor aún en la bolsa o la banda, suelen ser una manera eficaz de promover la expulsión del aire y de distraer al niño. Finalmente, también en la piscina, se puede, con la ayuda de un instructor competente, realizar ejercicios específicos para el recién nacido que alivien el trastorno.
En cualquier caso, siempre es útil durante una crisis, abrazar al niño, consolarlo, hablarle dulcemente al oído. Y lo más importante, recuerda que tarde o temprano va a pasar.