Cómo eliminar el olor a humo de cigarrillos

Además de contaminar el aliento de los fumadores, los olores derivados del tabaco y la nicotina también impregnan los ambientes domésticos de aquellos que conservan el mal hábito de fumar en la casa o dejar colillas de cigarrillos en los ceniceros. Cómo eliminar el olor a humo de cigarrillos Nada más desagradable que entrar en un lugar donde se ha estado fumando. Pero por suerte, existen muchos remedios naturales  que pueden hacer la vida más fácil para aquellos que quieren cambiar el aire viciado de una habitación con olor a cigarrillos. 

El olor del humo de cigarrillos es más difícil de eliminar, ya que tiende a ser absorbido por los tejidos presentes en los ambientes, impregnando por mucho tiempo la casa, incluso si se ha ventilado correctamente. 

Por esta razón, un primer paso esencial para garantizar un aire fresco y fragante es lavar las cortinas, alfombras, mantas, manteles, tapicería de sofás, etc. utilizando  escamas de jabón suave y unas gotas de aceite esencial de menta, si le agradada su aroma.

Para evitar el uso de productos químicos, después de dejar ventilar la habitación, una idea para eliminar los olores prevee el uso de vinagre blanco que se coloca en un recipiente sobre un radiador, manteniéndolo alli durante toda la noche. Esta solución es ideal para absorber el olor del humo luego de una reunión con varios fumadores. 

También espolvorear bicarbonato de sodio directamente en la tapicería de sofás y en las alfombras para luego cepillar y aspirar con una aspiradora, es una gran solución para las telas.

Otros remedios sencillos consisten en quemar piel de naranja seca o azúcar en un platillo. Incluso el viejo método de la abuela de dejar carbón en un recipiente en las habitaciones, durante una semana, es eficaz. El carbón absorbe muy bien los olores, incluso el de humo de cigarrillo.

La ropa y la blanquería también pueden impregnarse con el olor del humo de cigarrillo; se hace imperativo, por lo tanto, proveerse de bolsitas de lavanda, que pueden contrarrestar el hedor y garantizar un ambiente fresco y fragante.

Por último, un pequeño pero simple e impensado consejo: apagar luces y reflectores innecesarios. Atraen el humo y «calientan» los olores (incluso el de la comida) que luego saben a quemado.