Los remedios naturales contra los calambres

La fatiga, la mala postura, la sudoración excesiva, especialmente durante los meses de verano, pueden originar la aparición de molestos calambres. Veamos algunos remedios naturales pueden ayudar a prevenirlos. Los remedios naturales contra los calambres Los remedios naturales para los calambres son aquellos generalmente proporcionados por una dieta sana y equilibrada, capaz de aportar los nutrientes necesarios tanto para la práctica de ejercicios físicos como para el estilo de vida adoptado. Primeros entre todos, se encuentran los minerales (especialmente potasio, magnesio, calcio y sodio), los antioxidantes y las vitaminas que se pueden incorporar directamente de las frutas y verduras de temporada.

Sin embargo, los que practican una actividad física intensa, a veces, necesitan aumentar la ingesta diaria de estas sustancias con la toma de suplementos naturales que contienen hierbas y plantas medicinales remineralizantes y de acción antioxidante.

Otros otras maneras de prevenir la aparición de calambres es la práctica de una actividad física equilibrada, evitando la exageración, especialmente si no se está entrenado, calentando los músculos antes de comenzar la práctica, y elongándolos después de ella. Muy útil en este caso es el uso de aceites para masajes, ricos en aceites esenciales que tonifican antes de los ejercicios y relajan después de ellos.

 
¿Qué son los calambres?

Los calambres son espasmos involuntarios, repentinos y dolorosos, causadas por la contracción de uno o más músculos que aparecen debido varios factores. Ocurren con mayor frecuencia en las extremidades, pero también puede afectar a ciertos órganos internos y es por esta razón que el término «calambre» se refiere a cualquier tipo de dolor espástico que interese la musculatura, incluyendo la abdominal.

Los calambres por lo general se producen en reposo, debido a una disminución en la circulación sanguínea; ??oxigenación inadecuada del músculo; también por el frío; deficiencia de sales minerales, o como consecuencia de un esfuerzo prolongado, o una posición no natural que dificulta el adecuado flujo de la sangre. A menudo, estos espasmos son un efecto secundario de ciertos medicamentos (tales como los diuréticos) o productos químicos con los que se entra en contacto, o pueden ser también un síntoma de enfermedades neurodegenerativas.

Durante el calambre, la membrana de la fibra muscular conduce de potenciales de acción (impulsos eléctricos) a frecuencias muy altas, en ausencia de estímulos nerviosos. Este fenómeno parece ser causado por una variación de la permeabilidad de la membrana, a su vez ligado, probablemente, a los cambios en la concentración iónica de los fluidos de los tejidos. La sudoración, de hecho, puede causar la deshidratación y la pérdida de minerales, y esto puede conducir a la aparición de calambres musculares.

Si distinguen diferentes tipos:

Calambres por calor: se produce con mayor facilidad en aquellas personas que practican actividad física intensiva en ambientes particularmente cálidos (temperatura superior a 38°C) o con escasa ventilación; también durante los meses de verano, cuando la alta humedad
causa sudoración excesiva, resultando en la pérdida de agua y minerales y la disminución del sodio en la sangre;

Calambres profesionales: afecta a algunas categorías de trabajadores (mecanógrafos) o artistas (violinistas, pianistas, bailarines, etc.) que por el tipo de actividad que desarrollan, se ven obligados a utilizar un grupo muscular para realizar ciertos movimientos habituales con torsiones o posturas anormales.

Calambres nocturnos: son contracciones involuntarias y dolorosas normalmente en los músculos de la pantorrilla y el pie que se producen durante el sueño. Son más comunes con la edad, pero pueden afectar a cualquier persona. La causa de esta dolencia no está clara, se cree que se deba a la falta de minerales; un posible factor puede ser también la disminución del suministro de sangre, determinada por el hecho de haber mantenido durante mucho tiempo una misma posición durante el día.

 
Qué consumir para evitar los calambres

Para prevenir la aparición de calambres, uno de los alimentos más indicados son los plátanos por su alto contenido en potasio, así como las almendras, nueces e higos, debido a su alto contenido de magnesio, vitamina E y ácidos grasos esenciales como el omega 3-6 -9.

Especialmente en los períodos de verano, cuando la sudoración es mayor, el contenido de sodio contenido en la sal de mesa es indispensable para mantener el equilibrio de agua en el cuerpo, evitando la pérdida de líquido y, por lo tanto, la deshidratación. En el mercado se pueden encontrar suplementos naturales de magnesio, potasio y sodio, específicos para el deporte.

Las plantas medicinales también proporcionan nutrientes valiosos; entre ellas la cola de caballo y la ortiga, para la remineralización de las sales minerales; la Maca de los Andes o el alga espirulina que aportan una cantidad significativa de aminoácidos para los músculos y vitaminas B para la función del sistema nervioso y muscular. También las bayas de Acai pueden ser un excelente recurso para aportar vitaminas y antioxidantes.

 
Los remedios naturales contra los calambres de uso externo

Los remedios naturales contra los calambres de uso externo, antes de la actividad física, son principalmente aceites esenciales, tonificantes que, por su acción rubefaciente (atraen la circulación periférica a la superficie, calentando y enrojeciendo la zona) ayudan a aflojar los músculos y los preparan para esfuerzo. Entre ellos, se destacan el pachulí, el romero, y el aceite esencial de jengibre. Para preparar un buen aceite de masaje se pueden disolver 5 gotas de una de estas esencias en un poco de aceite de almendras y frotar la parte afectada.

A continuación, puede utilizar aceites esenciales calmantes y anti-fatiga para ayudar a relajar los músculos cansados o doloridos, y aliviar contusiones, esguinces, calambres o tensión muscular. Usarlos en combinación con aceite de árnica para mejorar el efecto anti-inflamatorio o, para preparar un baño, verter 10-20 gotas en el agua de la bañera. Estos incluyen el aceite esencial de enebro, de  alcanfor o de pomelo.